Un acorazado americano está fondeando en la costa y, de repente, un teniente avisa al capitán de que van directos contra otro cuerpo. Ante el peligro de colisión, el capitán manda un mensaje por radio: » Soy el capitán, les ordeno que no se interpongan en nuestra trayectoria». A lo que recibe la respuesta de: «Soy un teniente, por favor cambien de rumbo». A lo que el capitán, enfurecido, responde: «Soy un acorazado, desvíense o me veré obligado a disparar contra ustedes». El teniente responde: «Soy un faro».
Esta anécdota me sirve para introducir el término de monopolio de la verdad. Esto sustenta mi teoría de que todos y cada uno de nosotros nos creemos amos de la verdad, hasta que alguien nos hace llegar a un momento de lucidez mental por el cual…
Ver la entrada original 204 palabras más